Leila y Simba: Una historia de vínculo inquebrantable y amor infinito
Separación a través del océano: Desafíos de la pandemia
Leila con Simba
Los inicios de nuestra empresa
Nuestra empresa fue fundada por tres personas, cada una con un vínculo inquebrantable con las mascotas. Aquí, nos gustaría compartir la historia de una de nuestras cofundadoras, Leila, quien se unió a nosotros a mediados de 2021 para estudiar en la Universidad Western en Canadá, y su querida mascota, Simba.
El viaje para encontrar a Simba
Adoptar mi primera mascota: un compromiso de por vida con la tenencia responsable de mascotas
Desde niña, los animales me han cautivado, aunque mis padres siempre dudaron en permitir mascotas en casa. Cuando me mudé a una nueva ciudad para ir a la universidad, finalmente sentí que había llegado el momento de adoptar a mi primer gatito, dando un paso importante hacia la tenencia responsable de mascotas . Esta decisión no se trataba solo de tener una mascota; era una promesa de cuidar y nutrir a un ser vivo a largo plazo.
Como jóvenes adultos, deberíamos considerar adoptar mascotas solo después de alcanzar cierto nivel de independencia financiera y estabilidad laboral . Esto nos asegura brindarles el cuidado necesario y reduce la probabilidad de abandono en el futuro. Tenía plena confianza en mí mismo: sabía que podía ofrecerle a Simba un hogar seguro y amoroso, y nunca lo abandonaría, sin importar las dificultades.

La búsqueda de mi primer gatito: una montaña rusa de emociones y un encuentro fortuito
Empecé a buscar el gatito perfecto en Kijiji, con la esperanza de encontrar la compañía ideal. Sin embargo, debido a mi falta de experiencia en la adopción de mascotas , caí víctima de una estafa tras pagar un depósito y esperar dos meses. Aunque el depósito no era una cantidad significativa, la carga emocional de esperar tanto tiempo solo para darme cuenta de que me habían engañado fue difícil de sobrellevar.
Finalmente, encontré al dueño del criadero de Simba, quien me dijo que Simba era el último gatito que quedaba de su camada y el que más comía. Aunque la descripción me hizo gracia, confié en que la adopción era cosa del destino, y parecía que Simba y yo estábamos destinados a estar juntos.
Cuando Simba tenía solo un mes, el dueño del criadero me envió su primera foto. Se veía muy diferente del gatito que había imaginado; mi compañero de piso incluso se burlaba de mí por sus ojitos. Pero para entonces, ya había tomado la decisión y ya estaba emocionado por prepararme para su llegada. (Foto: Simba al mes) 
Los primeros días: Construyendo confianza y conexión
El primer día de Simba en casa: una llegada conmovedora
El 2 de diciembre de 2018 , tras completar todos los preparativos necesarios para adoptar un gatito y vacunar a Simba, mi dueño finalmente trajo a mi gatito de dos meses a mi apartamento. Envuelto en una suave manta azul , ¡era sin duda el gatito más lindo que jamás había visto!
Al llegar a su nuevo hogar, Simba estaba comprensiblemente un poco nervioso y al principio se escondió debajo de la cama. Sin embargo, en cuanto abrí una lata de su comida favorita, salió rápidamente de su escondite, ansioso por explorar su nuevo entorno. Este momento conmovedor marcó el comienzo de nuestro viaje juntos.
El vínculo creciente de Simba: De noches de insomnio a momentos emotivos
En los primeros meses después de que Simba se uniera a mí, decidí no comprarle una cama aparte, con la esperanza de que se acostumbrara a dormir conmigo. Como era mi deseo, Simba se quedó conmigo por la noche mucho tiempo. Sin embargo, cuando era más pequeño, a menudo intentaba despertarme por la mañana temprano, con ganas de jugar. ¡Su energía juguetona era a la vez encantadora y un poco agotadora!
A medida que Simba crecía, quizás debido a un incidente en el que accidentalmente me di la vuelta sobre él mientras dormía, poco a poco dejó de dormir a mi lado. Aunque ya no dormía a mi lado todas las noches, Simba solía quedarse en la cama, aunque a veces prefería descansar en otro lugar. Una noche, me desperté y encontré la cabecita de Simba muy cerca de la mía. Fue entonces cuando me di cuenta de que me había estado acompañando en silencio toda la noche sin que me diera cuenta.

La presencia de Simba en mi vida la ha enriquecido de innumerables maneras. Empecé a acostumbrarme a la rutina de cuidarlo, a menudo resistiendo mi propio hambre de prepararle la comida primero después de llegar de la escuela. Como cualquier dueño de gato sabe, limpiar lo que ensucia tu mascota puede ser desagradable, sobre todo cuando no se encuentra bien. Recuerdo vívidamente la primera vez que Simba tuvo diarrea después de comer demasiado gel para bolas de pelo. ¡El olor era tan fuerte que me salté la comida y la cena ese día! Sin embargo, con el tiempo, he llegado a aceptar que el cuidado de los gatos requiere paciencia, y a veces un poco de incomodidad, como mancharme las manos con excremento de gato.

Desafíos de salud: Enfrentando la enfermedad de Simba
El susto de salud de Simba: una llamada de atención para los dueños de gatos
Las consecuencias de la inexperiencia pueden ser abrumadoras y transformadoras. En septiembre de 2019, cuando mi amiga me visitó, cogí a Simba, mi gato, para que lo acariciara. Sin embargo, en cuanto lo levanté, Simba soltó un llanto, algo que nunca antes me había pasado. Esta reacción inusual me hizo darme cuenta de que algo andaba mal. Otro dueño de gato sugirió que Simba podría estar enfermo, una posibilidad que nunca había considerado. Esa misma noche, después de que mi amiga se fuera, decidí llevar a Simba a un hospital veterinario cercano que seguía abierto.

Como era tarde y no tenía cita, el hospital me dirigió a una clínica veterinaria de urgencias 24 horas en la ciudad. Al llegar, examinaron a Simba de inmediato y la enfermera regresó con una expresión seria, informándome que Simba sufría cálculos urinarios graves y una infección del tracto urinario. La situación era crítica y Simba necesitaba hospitalización y tratamiento urgentes. Tras revisar el plan de tratamiento, me entregaron un formulario de consentimiento que detallaba los riesgos quirúrgicos. Aunque no entendía del todo la gravedad de la situación, la gravedad del formulario me aterrorizó. Parecía que la supervivencia de Simba era incierta. La enfermera me tranquilizó, diciéndome que Simba aún era joven y que la cirugía no tendría problemas, y explicándome que firmar el consentimiento era simplemente un trámite formal.
Simba pasó cuatro días en el hospital, durante los cuales lo visité una vez. Salí destrozada, pero el "apetito insaciable" de Simba se convirtió en un tema de conversación informal entre las enfermeras. La cirugía fue cara, y esta experiencia me enseñó la importancia de un seguro médico para mascotas . Ahora recomiendo encarecidamente a todos los dueños de gatos que inviertan en un seguro médico para sus mascotas, además de las vacunas regulares, para ayudar a prevenir situaciones tan costosas y angustiosas.
Cuando Simba regresó a casa, se encontraba en buen estado general, aunque le habían afeitado un círculo de pelo alrededor de la muñeca para la vía intravenosa. Luego lo cambiamos a un hospital veterinario cercano, donde Simba requería revisiones mensuales . El médico me informó que, a partir de ese momento, Simba solo necesitaría comer comida enlatada específica con receta. Sin embargo, la cantidad recetada no parecía ser suficiente para mantener su peso. Durante el año siguiente, Simba bajó de peso a menos de 4 kilos. Por ello, probé varios métodos para animarlo a beber más agua, ya que la obstrucción urinaria puede reaparecer fácilmente en los gatos.

Mirando hacia atrás, ahora me doy cuenta de que Simba había mostrado varios signos claros de problemas urinarios antes del incidente inicial. Pero debido a mi inexperiencia, no los reconocí hasta que fue demasiado tarde. El dolor que Simba soportó durante ese tiempo es inimaginable. Mientras que los niños pueden expresar su malestar, los animales sufren en silencio, por lo que es esencial que los dueños de mascotas se mantengan alerta y detecten cualquier posible problema de salud a tiempo. Esta experiencia me enseñó lecciones invaluables sobre el cuidado de mascotas y me abrió los ojos a la importancia de ser un dueño de gato informado y proactivo.
Separación a través del océano: Desafíos de la pandemia
La separación de Simba: un capítulo difícil de nuestro viaje
A finales de año, cuando estalló la pandemia, tuve que regresar a mi país y estuve separado de Simba durante más de siete meses. Antes de eso, había pasado casi un año entero viviendo solo con Simba debido a la pandemia, apoyándonos mutuamente. Si bien siete meses pueden parecer poco tiempo para los humanos, es un período bastante largo y significativo en la vida de un gato. Pensar en ello a menudo me llena de tristeza, y no puedo evitar imaginar cómo lo afrontaré cuando llegue el inevitable día en que Simba me deje.
Simba, con su estructura braquicéfala, se enfrenta a riesgos al volar, así que decidí no llevarlo en avión a menos que tuviera que salir de Canadá por un período prolongado. Quería protegerlo de los peligros de viajar en avión, ya que podría ser perjudicial para su salud.

El inolvidable anhelo de Simba: El vínculo que trasciende fronteras
Hasta el día de hoy, el comportamiento de Simba durante nuestra separación me resulta increíblemente misterioso, como si su anhelo por mí trascendiera las fronteras de los países y me llegara al corazón. Antes de eso, Simba nunca había mostrado un comportamiento tan inusual, y no podía comprender las razones de sus acciones. Sentí pánico e impotencia, buscando desesperadamente a alguien que cuidara de Simba mientras yo estaba lejos.
Los animales que viven bajo el techo de otra persona son como niños en la misma situación, y sé que Simba debió de sufrir mucho estrés emocional. Al año siguiente, me volví muy ocupada y tuve que irme de casa a menudo. Durante ese tiempo, Simba volvió a hacer sus necesidades fuera de la caja de arena, quizás como una forma de expresar su enojo por mi ausencia. Por suerte, regresé a Canadá aproximadamente un mes después. Justo antes de que nos reuniéramos, sentí ansiedad, preguntándome si Simba no me reconocería después de tanto tiempo separados. Sin embargo, en cuanto lo recogí, sentí que me recordaba al instante.
En los días siguientes, Simba se acurrucaba a mi lado mientras dormía, algo que nunca había hecho. No tengo forma de saber cuánto me extrañó ni cuántos agravios tuvo que soportar durante nuestro tiempo separados. Lo único que puedo desear ahora es no volver a separarme de él.
Simba: Mi compañero único en la vida
El vínculo entrañable con Simba: un gato que espera a su dueño
El vínculo que comparto con Simba es difícil de describir con palabras, pero es una conexión profunda y genuina. Lo quiero con todo mi corazón y, a cambio, él me muestra el mismo amor. Simba siempre está a mi lado, ya sea comiendo, viendo la televisión, trasnochando o durmiendo. Cuando estudio en casa, Simba disfruta tumbarse a mi lado, a veces incluso apoyando la cabeza en mi brazo como ofreciéndome su apoyo silencioso.
Durante la época de exámenes, tras largas noches en la biblioteca, lo primero que veo al abrir la puerta es a Simba, esperando para saludarme. Mi compañero de piso me contó una vez que, antes de llegar a casa, Simba se quedaba tumbado en la oscura sala, mirando hacia la puerta, esperando con impaciencia mi regreso. Incluso cuando salía de viaje, Simba se quedaba en mi cama, esperando pacientemente mi regreso.

Simba: El único gato que sostiene mi corazón para siempre
Mi amor por los animales es profundo, y aunque hay innumerables gatitos adorables en el mundo, ninguno se compara con Simba. Para mí, Simba es el único gato que siempre tendrá un lugar especial en mi corazón. Al igual que el Principito y su amada rosa, el vínculo que compartimos a través del cuidado y la compañía diarios lo ha hecho irremplazable en mi vida. Ningún otro gatito podría jamás reemplazarlo.
Al entrar en el 2024, mi mayor deseo es que Simba tenga salud y una larga vida. Sé que cuando llegue su hora de partir, una parte de mi alma se perderá para siempre. La presencia de Simba llena un vacío en mi vida que nadie más podría llenar.